Este es un trabajo colectivo entre Coalición Larga Vida a las Mariposas, Luis David Acosta (Un Cuarto Producciones) y Álvaro Cardona.
Fotos: Álvaro Cardona.
Edición de video: Luis David Acosta (Un Cuarto Producciones).
Andrea, Lucía, Gustavo, Luis, Patricia, Carlos, Pedro, Ricardo, Dayana, Paola. Todos ellos y ellas tienen algo en común: han entregado sus vidas a transformar las injusticias e inequidades de Colombia y esta entrega les ha sido cobrada con el encierro, como miles de personas que se reivindican prisioneros y prisioneras políticas. Han vivido años entre los muros, sufriendo las más duras condiciones de la reclusión pero también resistiendo, alimentando los ideales y los sueños, con esa afortunada capacidad de traspasar hasta los barrotes más gruesos, de salir volando hasta el sol que sus ojos no alcanzan a ver. Su nombre es el nombre de la Dignidad.
Muchos de ellos y ellas son campesinos y campesinas, hijos e hijas de familias muy pobres, perseguidas, en las que pocos aprendieron a leer y a escribir, familias que, como gran parte de la población colombiana, vivieron entre dificultades y también en medio del dolor de la guerra. Cargan en sus morrales imaginarios los recuerdos, los rostros de los muertos y los desaparecidos que la guerra ha dejado, los amores y el anhelo del reencuentro con sus familias, las de sangre y las de la vida.
Poco se habló de ellos y ellas, poco se les nombró. Solo existían en las historias subterráneas, en aquellas que aparecían en las voces de otros y otras invisibilizados. Sin embargo siempre estuvieron ahí.
Con el Proceso de Paz de La Habana salieron a la superficie, como un pretexto para pensar en la necesidad de construir otro modelo de justicia en el que el castigo no sea la única salida, una opción en la que soñar no sea un delito sino el motor de la vida. Hay quienes aún no aceptan la invitación e insisten en mantenerles en el confinamiento, jueces obtusos que quieren hacer caso omiso de las leyes que ordenan libertad y de la necesidad imperante de construir una paz estable y duradera.
Sus años de encierro son nuestra herida, la herida de una sociedad entera que ahora se enfrenta a cambiar su historia. Les esperamos con los brazos abiertos, con esperanza de reconciliación.
A instantes es una apuesta de libertad, un aporte a la visibilización de aquellos y aquellas que luchan en las sombras, en los lugares donde la luz del sol es un privilegio, donde las llaves pocas veces abren. Como aquella foto instantánea que contiene una imagen que solo el tiempo y la luz hacen visibles. A instantes del obturador, a instantes de los sueños, a instantes de la libertad.
